jueves, 12 de marzo de 2009

¿Cómo son los Asperger?

Las personas con AS tienen inteligencia normal o, en ocasiones, superior a la media y la memoria suele estar muy desarrollada. Hay niños, por ejemplo, capaces de memorizar guiones de películas a los tres o cuatro años. Aunque puede haber muchas diferencias entre ellos, comparten esta tres características comunes:
1. Intereses o aficiones que pueden llegar a ser obsesivas.
«A menudo, cuando empiezan a ir al colegio, o incluso antes, estos niños muestran un interés obsesivo en áreas como las matemáticas, ciertos aspectos de la ciencia, la lectura (algunos tienen hiperlexia —lectura precoz), o ciertos aspectos de la historia o de la geografía», escribe Bauer. «Quieren aprender todo lo posible sobre ese tema y tienden a hablar de él insistentemente en conversaciones y juegos». Los temas favoritos de estos niños pueden ser mapas, trenes, aviones, coches, dinosaurios,... En la descripción original que hizo Hans Asperger de sus pacientes en 1944, hablaba de una predilección por los medios de transporte. Asperger llamaba a sus pacientes "pequeños profesores" por las peculiares disertaciones que hacían sobre sus temas. Los intereses pueden cambiar con el tiempo. «En algunos niños, sin embargo, pueden persistir hasta la edad adulta y hay muchos casos en los que las fascinaciones infantiles han formado la base para una carrera en la edad adulta, como ha sido el caso de un buen número de catedráticos de universidad», dice Bauer. Científicos como Albert Einstein o Charles Darwin y personalidades como Béla Bartók o Emily Dikinson mostraban rasgos del SA. Vernon Smith, premio Nobel de Economía de 2002, o el cantante de los Talking Heads, David Byrne (abajo, en la foto), son ejemplos actuales. Ambos han sido diagnosticados con AS en la edad adulta y ambos coincidieron al decir que no fue un diagnóstico sino más bien una “explicación”. Es una cuestión de grado», escribe Byrne en su diario. Con «un poco de autismo» , obtienes a una persona extraordinariamente enfocada en sus intereses, pero si se va «demasiado lejos» con esa dosis, tienes a una persona incapacitada.

2. Relaciones sociales.

En las situaciones sociales las personas con Asperger son reconocidamente patosas. El Dr. Smith es consciente de que los demás le ven “raro”. «Me han descrito como alguien que ‘no está ahí’», dice Smith. «Después de dos horas, acabo sintiéndome un poco mal y suelo irme a la cama a leer un libro». Esta descripción coincide con la que hace la mayoría de padres y maestros de los niños con esta alteración: “Viven en su propio mundo”. AspieDad (Aspie es el término con el que se han bautizado ellos mismos los miembros de la comunidad Asperger) es un blog realizado por un padre de un niño de 5 años. Tanto el niño como los padres han sido diagnosticados de asperger/autismo. AspieDad describe su propia boda así: «interesante, con tanta gente que se abrumaba y tenía que retirarse y descomprimirse. En cada momento (excepto para los votos nupciales) había alguien fundamental que faltaba...»
3. Lenguaje verbal y no verbal.
Se les llama “ciegos mentales”. Las personas con SA no saben leer el lenguaje corporal, los gestos y posturas que desvelan las dobles intenciones o el estado de ánimo de los demás. Un rostro o una mirada no les aporta ningún tipo de información, así que no suelen mirar a los ojos de la persona con la que conversan, lo cual hace todavía más complicada la comunicación Sin embargo, al contrario que ocurre con los autistas, muchos SA desean tener amigos y encajar en su entorno. Se sienten frustrados cuando se topan con dificultades. «Su problema no está tanto en la falta de interacción como en la falta de eficacia en las interacciones», dice Bauer. «Parece que tienen dificultades para saber cómo hacer conexiones sociales». Christopher Gillbert, el investigador sueco cuyos criterios son unos de los que se usan para orientar el diagnóstico de SA, ha llamado a esta incapacidad la enfermedad de la empatía. Estos niños no saben “leer la mente” de los demás para averiguar qué piensan o cómo se sienten. Es frecuente, además, que su voz suene extraña, por el peculiar tono, inflexión o volumen que usan al hablar. Además, no suelen utilizar palabras del argot popular y suenan pedantes. Por otro lado, estos niños son muy literales, no comprenden los dobles sentidos, ni las bromas.

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